domingo, mayo 27, 2007




Foto de la expo "Retrats de poble": Josep Darder Recasen en el Arxiu Històric de Girona con motivo de "Girona, temps de flors", con fotografías de comienzos del SXX, propiedad de la familia Darder.



Girona temps de flors

"El sol matiner acarona la pedra en un petó ardent d´ór encegador"...
Llorenç reescribe por quinta vez el inicio de la poesía.
No termina de agradarle.
Ha decidido comenzar a escribir en catalán, el idioma materno, que abandonó siendo un niño cuando ella murió y tuvo que ir a Francia, a vivir en un internado.
Ahora que ha vuelto a su Girona natal, convertido en un antropólogo desocupado, yonkee de la literatura y de la historia de las religiones; está a la búsqueda y captura de sus raíces.
Y su idioma es una de ellas.
También ha decidido tomarse un año sabático.
Por esa razón, un jueves por la mañana, sentado al sol en la Plaça del Institut Vell, muy cerca de la Catedral; deja transcurrir el tiempo sin prisas mientras escribe sobre un libro de Culianu: "Eros y Magia en el Renacimiento".
Le apasionan esos temas: mitos, rituales, creencias...incluso está pensando en una investigacion sobre Giordano Bruno.
"Habrá que buscar subvenciones" se dice, mientras mira a la fotógrafa que por quinta vez en el día, acarrea su trípode, su reflex, todo su equipo calle arriba y calle abajo.
No ha podido evitar reparar en ella: su prisa y su inquietud contrastan con la parsimonia que él se ha autoimpuesto.
Es claro que está preparando un reportaje sobre la fiesta de la ciudad, ornamentos florales por todos lados.
Desde su rincón en la plaza, ha observado el ir y venir de las canastas de flores , rosas, geranios pensamientos, claveles, la mayoría ya armados en perfectas esculturas perecederas, llenas de sensualidad, color y aromas.
La chica le recuerda a alguien, pero no puede precisar a quién.
El calor del mediodía de Mayo comienza a notarse.
Ella cae sobre las escalinatas muy cerca de su observatorio privado y vacía sin pudor una botella de agua sobre su cabeza.
Se miran y sonríen.
Enfocándolo, le pregunta si puede hacerle una foto. El posa.
"Tu cara encaja en el ambiente" le dice con acento castizo.
"Ha encajado por siglos", le responde Llorenç.
Su mirada lo anima a seguir hablando: la familia materna es gironina hasta donde ha posido rastrear.
Es casi seguro que la sangre judía del call aún corre por sus venas.
Una foto se cae del libro, una vieja foto de principios de siglo XX:desde allí, una mujer mira desafiante a la cámara con un arma en la mano.
Sus ojos y su pelo renegridos, su actitud, todo llama la atención.
Ella levanta la foto del suelo : "Buena toma"
"Es mi bisabuela", aclara él.
La novela familiar cuenta que ese día acababan de cerrar la quetubà, el contrato matrimonial marcando los derechos y la dote de la mujer ( su abuela) y que no estaba contenta con el pacto.
Una extraña sensación de familiaridad se instala entre ellos.
Cinco horas después siguen allí, viendo caer la tarde, explorándose en ese reencuentro desde el pasado, todo menos fortuito.
Eros y magia. Mezcla infalible.

"Solo los tontos creen en casualidades"

Jorge Luis Borges