domingo, enero 14, 2007


Corazonadas

En la vida, esa serie de momentos casi iguales, surjen a veces situaciones, contextos, imprecisas señales, que constituyen lo que suele llamarse una "corazonada"; también podría decirse que es intuición, sexto sentido; en fín da igual como la llamemos, es ese momento en que decidimos ir o no ir a un lugar, hablar o no hablar con alguien, justo ese día, justo a esa hora, no importa el tiempo que hayamos postergado la cita.
Soy de las que que creen que hay que seguir las corazonadas: ese cerebro primitivo y arcaico que husmea por debajo de los discursos perfectos para descubrir las trampas; puede salvarnos de más de un error, de más de una decepción de más de una pérdida y como balance puede darnos más de lo que nunca podríamos haber soñado.
La esencia de la intuición es, creo alertarnos sobre el peligro escondido entre algodones o pliegues de terciopelo, sabiamente camouflado con palabras, con gestos, con insinuaciones.
Ese día no pasó nada especial, ninguna rareza, ninguna distorsión de lo cotidiano marcó la corazonada, pero allí estaba: me decía que permaneciera quieta, que dejara pasar los mensajes, que anulara los sentidos, que simplemente mirara hacia adentro y dejara de buscar registros inexistentes.
Mi torre de control interna no se encontraba operativa.
Decidí hacerle caso y rompí la carta poniendo especial cuidado en destruír la dirección del remitente.
No fuera a ser que en un arranque de racionalidad, intentara reconstruirla y contestar a la insensata demanda de aquel que pedía todo a cambio de nada, suponiendo que quizás darle todo pudiera ser una manera de obtener aunque sea una pequeña cuota de pertenencia.
L a corazonada insistía en que, como en el final de "la autopista del sur" de Cortázar, mirara adelante sólo hacia adelante..y decidí hacerle caso.-

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy, muy lindo! Me gusta como escribís, y el ambiente creado es tal, que me siento participar de la historia.
Yo también creo en las corazonadas, en los sueños, y en no mirar debajo de la cama, jeje, por las dudas.
Me sucede muchas veces no hacerle caso a mi intuición por pura curiosidad de "la otra cosa", y como dice el refrán: la curiosidad mata al gato.

Besos enormes, Hera, y nos leemos!

hera dijo...

Gracias Artemis...las corazonadas no ahorran más de un golpe inútil....

El detective amaestrado dijo...

Sin corazonadas, mal podríamos vivir algunos

'''''' dijo...

Pues sí, a veces el ritmo del corazón me dijo qué compás seguir pero estúpidamente le hice caso a mi cabeza y acabé caído, magullado y torcido.