miércoles, enero 10, 2007


LOST IN TRANSLATION

Intento colgar un comentario en un post, me pide la contraseña porque cambié a la version beta de blogger en un momento de profundización de mi estupidez habitual, dice
que es incorrecta, pruebo otra...
me acerco al cajero, me pide la contraseña....los números se mezclan en mi cabeza, ¿era esta cuenta?¿la otra?...por suerte acierto...
me siento a trabajar frente al ordenador: entro a las revistas online, me piden passwords varios, algunos estan guardados, otros no...busco el papel donde los habia apuntado, no lo encuentro....
Numeros de telefono; trámites en plan elija 1 si elija 2 si...
Mi correo electrónico no me reconoce.
Soy un número, una contraseña; ¿los otros me verán así?, un nicK, una serie.
Todo parece depender de mi capacidad para teclear.
¿Donde quedó mi realidad paralela, en la que tengo un rostro y me miro en los ojos del otro?, esa realidad en la que exprimento sentimientos y no proceso inputs....

6 comentarios:

El detective amaestrado dijo...

Somos números,somos letras.Somos lo que hay detrás de ellas

Gonzalo Villar Bordones dijo...

un rato de mar, no es mala idea.

dejo un abrazo para tu alma.

Javier López Clemente dijo...

... y antes de colgar el comentario haya que escribri la verificación de la palabra como si de un "santo y seña" se tratase.

Salu2 Córneos

'''''' dijo...

Eso de blogger es una joda que todos hemos sufrido y la de los cajeros también. Pues seré más ingenuote pero después de múltiples desgracias digitales cambié la mayoría de mis contraseñas a una misma hedionda palabreja. Los cajeros sí ni los toco porque me costó un esfuerzo sobrehumano memorizar los números.
Me pondré al día con tus entradas porque vuelvo después de unas cortas vacaciones. Un gran 2007 para ti.

hera dijo...

Gracias hentzau.....es algo que vamos asimilando como "normal" y que por momentos sureje entoda su irracionalidad.....nos leemos
un abrazo

Anónimo dijo...

esa realidad paralela en la que nos sumergimos a diario me sabe ciertas veces al arma que nunca tuve en mis manos, me sabe peor cuando la siento como un hábito.

muy buen texto, un abrazo!