Yo te entregué mi sangre, mis sonidos,
mis manos, mi cabeza,
y lo que es más, mi soledad,
la gran señora,
como un día de mayo dulcísimo de otoño,
y lo que es más aún,
todo mi olvido
para que lo deshagas y dures en la noche,
en la tormenta, en la desgracia,
y más aún,
1 comentario:
Un poeta extraordinario que vale la pena leerlo. Abrazos.
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