viernes, enero 25, 2008


Retrato de guerra.-

Retrato de guerra
Tiene 75 años, aunque su mirada aparenta bastantes menos, es vital, directa.
Comienza a hablar lentamente. La primera imagen que trasmite es fuerte: se ve a sí misma con seis años y una prima de la misma edad, ambas sentadas en la puerta de la casa de sus abuelos paternos, mientras las fuerzas nacionales se los llevaban una fría mañana; unos pobres ancianos, cuyo único peligro era tener fama de republicanos y un hijo combativo, desaparecieron calle abajo para no volver.
El siguiente recuerdo me transporta, por la fuerza de sus palabras, al momento en que su madre vuelve del exilio, en Francia; con un bebé fruto de una relación con un compañero de lucha que luego fue deportado a Münchausen.
Su padre había quedado preso aquí en las cárceles franquistas.
Los ojos se le nublan al hablar del tema, a pesar de los años transcurridos.
La dureza familiar para perdonar lo imperdonable en aquellas épocas la separó doblemente de ella y la obligó a vivir de casa en casa de parientes hasta su adolescencia. "Solo yo estaba contenta por tener un hermano y tenía que callarlo" me dice, para explicar su resignación que lleva décadas.
Cuando le pregunto por qué se casó con el hombre que motiva nuestra reunión: un paciente con un problema neurológico; me contesta: “Quería tener mi propia casa”.
Nunca pudo recuperar una relación fluída con sus padres y eso marcó su vida, hay un antes y un después de la guerra.
Pienso en la memoria histórica y en la necesidad de reescribir los hechos, a pesar de que esa historia siempre es contada por los que ganan.

3 comentarios:

PIZARR dijo...

Hera, de nuevo tus historias me son cercanas. A veces pareces ser la biografa de mi vida.

Estos últimos meses estoy reescribiendo lagunas enormes de la vida familiar, gracias a montones de documentos encontrados en la casa de mi ama.

La guerra, el exilio de ella y sus hermanos, todos niños pequeños a Belgica y a Rusia... los largos años de silencio... la carcel de mi abuelo...un naufragio ... cientos de testimonios escritos que intento ordenar y comprender en su justa medida.

Como siempre un placer leerte y un beso.

Alberto dijo...

Allí donde la toques, la memoria duele.

fgiucich dijo...

Cuán horror van dejando las guerras en el camino de los seres humanos. Abrazos.