jueves, enero 26, 2006

Oda al colador

Redondo, gris, tus aparentes carencias, esos agujeros tan bien dispuestos que te dan identidad, te convierten en imprescindible a la hora de poner las pastas en forma, escurrir las verduras, prensar el arroz. Sín tí, sería menos eficiente, más improvisada.
Tu humildad esconde un secreto, estábas destinado a ser un regalo, una sustitución por otro
que había sufrido en su caída una lamentable abolladura, pero te quedaste conmigo, para recordarme lo absurdo de algunos gestos.

No hay comentarios: